Setembro/2001
Boletim nº 90
La mayoría de las personas hablan con los demás de forma muy diferente de cómo hablan consigo mismos. Cuando hablamos con los demás, generalmente describimos los hechos más o menos objetivamente. Un ejemplo: “La situación de la empresa era muy mala y me despidieron por reducción del personal”.
Sin embargo, cuando hablamos con nosotros mismos de mismo hecho, podemos ser muy despreciativos e hipercríticos, por ejemplo: “No sirvo para nada, todo siempre me sale mal, la culpa es mía, podría haberlo evitado y no hice nada, soy un fracasado en todo”.
Gran parte del sufrimiento humano es evitable ya que procede de falsas conclusiones negativas que hacemos sobre nosotros mismos, nuestros defectos y capacidades.
La denominada sobregeneralización es una de las quince distorsiones cognitivas (formas de pensamiento autodestructivas y limitantes) más comunes en los seres humanos. En esta distorsión cognitiva se produce una conclusión generalizada a partir de uno o más incidentes aislados.
El hecho de cometer un pequeño error en el manejo puede significar que la persona sobregeneralice la idea de que nunca va a aprender a manejar bien.
En esta distorsión cognitiva un simple rechazo sentimental puede llevar a la creencia de que nunca nadie la va a querer.
Si una vez sintió temor a hablar en público, la persona piensa que siempre le va a suceder lo mismo. En la sobregeneralización se establecen reglas absolutas sobre lo “peligroso”que puede llegar a ser el mundo. Esta forma distorcionada de ver las cosas lleva a una vida cada vez más limitada por temores imaginarios y reales exagerados.
Esta anomalía en la forma de pensar se expresa a menudo en frases internas que parecen leyes inmutables que limitan y/o impiden la felicidad personal: “nunca voy a poder confiar en alguien”, “siempre dejo todo para después”, “nunca se me va a pasar esta depresión”, “siempre hago todo mal”, “nunca voy a volver a enamorarme”, “siempre me usan”, etc. Las “predicciones absolutas” más peligrosas que podemos llegar a hacer sobre el futuro están relacionadas con nuestros afectos, por ejemplo, “nunca nadie me amará”. Este tipo de “profecía” muchas veces lleva en sí misma la semilla del desastre amoroso.
La sobregeneralización es la tendencia a hacer de un incidente aislado una regla general. Esta actitud se puede combatir aprendiendo a cuantificar los diferentes matices que hay entre el blanco y el negro, en lugar de usar palabras como por ejemplo; todos, siempre, nunca, nadie, etc. El segundo paso hacia un cambio de actitud positivo sería aprender a analizar objetivamente la carencia de elementos reales que existen para poder establecer reglas absolutas sobre el devenir de la vida.
Texto: Gustavo Ekroth – Psicólogo uruguayo
Imagem: Conversa – Ziraldo
Recolhido por : M. Kon Hache
Para URUGUAY EN RÍO