Entrevista com el director de la murga Contrafarsa
Publicado en el diario La Nación en 5 de janeiro de 2006
PUNTA DEL ESTE – Varias veces designado figura del carnaval, Pitufo Lombardo es uno de los artistas considerados renovadores de la mística carnavalesca que cada febrero sacude las calles de Montevideo.
Director y arreglador de la murga Contrafarsa, Pitufo Lombardo muestra conocimiento y convicción en devolverle al carnaval su dinámica histórica pero desde la modernidad.
Sentado en Medio y Medio, donde será invitado de honor de la cantante Liliana Herrero, que se presentará en este local mañana y pasado mañana, a las 22.30, Pitufo señaló a LA NACION que tiene con la artista argentina una sintonía especial. “Hay un entendimiento profundo; su fuerza, su carácter y su estilo tan personal hacen que su música tenga una consistencia especial. Desde ese lugar nos entendemos.” Participó del último disco de Herrero y ahora tiene la oportunidad de hacerlo en vivo. “Es para mí un honor poder subir al escenario con esta gran cantante”, agregó.
Lombardo nació en La Comercial , un barrio “muy carnavalesco”, donde comenzó a visitar tablados a los cinco años. Su padre lo fue empapando de la mística. A los once, la familia se mudó a Sayago y ahí se integró a la murga infantil Firulete, que, siete años después, sería Contrafarsa, y aunque debutó profesionalmente en Falta y Resto, en 1984, parece que Contrafarsa es parte de su corazón.
A los nueve años comenzó a estudiar guitarra, un instrumento que le serviría fuertemente en el proceso de modernización por el que atraviesa el carnaval uruguayo.
Pasó por otras murgas, como La Gran Muñeca y La Matiné , y formó parte de los grupos de Mariana Ingold y Osvaldo Fattoruso, Jaime Roos (entre 1994 y 1997), Jorge Drexler, Fernando Cabrera y Popo Romano, siempre en voces y en percusión. Sin embargo, su contribución mayor a la música uruguaya la hizo con la murga, para lo cual desarrolló un trabajo en sus dos pilares, las voces y la batería.
Pero reconoce que en términos de contribución no se pueden dejar de mencionar a los Olimareños, a Jaime Roos y a El Sabalero, quienes desarrollaron una suerte de murga canción. “Los primeros cantantes que tuvo la murga uruguaya eran vendedores callejeros, que le dieron un aire pregonero, de mucho carácter, pero que fue perdiendo fuerza y quedó como un estereotipo”, añadió el artista que hoy forma parte del grupo Mateo por Seis, que hace música de Eduardo Mateo.
Contó que a la batería, que es el acompañamiento instrumental, le dio otros timbres y otros toques, si no innovadores, al menos diferentes de los tradicionales. “Por ejemplo, los toques sobre el redoblante tienen algo jazzístico, en tanto que los ritmos incluyen el son cubano, la bossa nova y otras músicas afrocaribeñas, además del candombe”, explicó.
En materia de voces, la renovación es básicamente desde las armonías menos esquemáticas. “Antes eran en primera, tercera y quinta; de las escalas pentatónicas. Ahora, escribimos con más libertad y si bien se puede perder algo de aquel carácter, la búsqueda es encontrar esa fuerza a través de otros elementos. La contundencia de los coros es algo que cuidamos mucho”, tras la explicación sonríe y recuerda que ahora en el carnaval hay más teatro. “Es muy interesante, porque cambió también la lírica, que en vez de ser sólo un cuadro tras otro, están hilvanados”, comentó.
Lombardo es parte también del proyecto “Murga madre”, obra que se presentó en Buenos Aires, en 2004 y 2005. “Este año pensamos reponerla, pero en una sala teatral”, explicó.
Hoy, invierte su tiempo en lo que será su primer disco, con música y letra propia. “Es toda una jugada, pero siento que tengo cosas para decir”, concluye.
Por César Pradines
Para LA NACION
Colaboração do sócio C. D. Goyen