Dezembro/2004
Boletim nº 120
El clima de Navidad ya está con nosotros, en las calles, en las casas, en las tiendas y dentro de uno mismo. No quiere decir con esto que necesariamente a todos les guste la fecha, pero es verdad que no conseguimos pasar incólumnes por ella. Si observamos con atención percibimos que existe un gran número de personas que especialmente detestan esta época. Parece que la asocian con tristezas y melancolías, reviven las pérdidas, las ausencias y los sufrimientos adormecidos parecen despertar. Nos preguntamos el por qué de valorar más las ausencias que las presencias, las tristezas más que las alegrías. ¿Será ésta una forma de ser del uruguayo en general?
Es importante aprender a valorar lo real, lo posible, y dejar un poco de lado ese sentimiento de que un día la realidad se va a parecer con todo aquello que idealizamos. Las fantasías desarrolladas a lo largo de la vida no tienen ningún compromiso de existir en la vida real. La historia, aquella que verdaderamente estamos escribiendo y de la cual estamos participando precisa atender a las exigencias del mundo concreto. Y entonces tenemos que reconocer que en este mundo, precisamente en este milenio, con todas las guerras y violencias aconteciendo, no conseguimos isolar el bien del mal, la alegría del dolor, la ganancia de la pérdida, lo blanco del negro.
Precisamos vivir las situaciones por entero. El deseo de alejar “lo malo”es utópico hasta que percibamos que la belleza y la gracia están justamente en aquello que en verdad existe en la vida real con su lado bueno y malo, dulce y amargo, claro y oscuro. Así es … y es exactamente aquí que reside toda la gracia de … VIVIR.
Procuremos rescatar dentro de nosotros mismos ese lado luminoso, agradable, sensible a la presencia de aquel OTRO que es diferente, que no piensa o no siente igual que uno. Y después de conseguido, o por lo menos intentado, hacer de esto no algo para ser experimentado solamente ahora que está llegando la Navidad, sino tomarlo como una forma de vida que pueda mejorar la existencia y la convivencia en este nuestro tan sufrido planeta.
¡Feliz Navidad!
Por M. Kon Hache
Para URUGUAY EN RÍO